Cerro Áspero (Córdoba): la peor acampada de mi vida

Segunda parte

Si todavía no leyeron la primera parte de esta anécdota, háganlo antes de seguir con este relato.

Guido había estado investigando el camino para poder llegar a Pueblo Escondido. Eran unos 3 kilómetros de trekking por la montaña. No tardó mucho en hacerse de noche. Tomi y yo habíamos llevado nuestras linternas, pero Juan y Guido contaban solamente con las de sus celulares (si, así de preparados estábamos para la aventura).

cerro áspero córdoba

Arrancando la travesía

Caminamos unos minutos, hasta que nos encontramos con una casita en la montaña, a eso de las 9 de la noche. Le preguntamos al señor que vivía ahí si estábamos yendo por el camino correcto, y nos dijo que si, pero que debíamos tocarle la puerta a vaya uno a saber quién, y él nos explicaría exactamente como llegar.

No entendimos muy bien en cual de las casas debíamos preguntar, así que seguimos viaje por nuestra cuenta. Ese puñado de viviendas eran el último vestigio de civilización que íbamos a ver una vez que nos adentráramos en la montaña.

Mientras caminábamos íbamos decidiendo cuál era el camino correcto. Si bien Guido era el único que había investigado un poco (pensábamos llegar con luz así que no nos habíamos preocupado demasiado), entre todos opinábamos y terminamos frente a unos perros que nos espantaron con sus ladridos y mostrándonos los dientes. La noche en si misma no nos daba miedo, pero esos perros desconocidos sí.

Decidimos volver un poco por el camino que habíamos tomado, y ver si había forma de ir por otro lado evitando a los perros.

cerro áspero córdoba

Se agranda el grupo

En cuanto volvimos unos 200 metros atrás, vimos llegar una camioneta a lo lejos. Estaba todo tan oscuro, que llamó nuestra atención en el instante.

Mientras Guido y yo íbamos caminando atrás, Juan y Tomi se adelantaron para pedirle indicaciones a los visitantes. Resultaron ser un grupo de 2 chicos y 3 chicas que estaban yendo a hacer la previa antes de ir a bailar vaya uno a saber dónde (raro, pero quizás ese sea el modus operandi de los cordobeses).

– Chicos, no se preocupen, nosotros los llevamos hasta el Salto del Tigre, que queda a mitad de camino, y después de ahí pueden seguir a Pueblo Escondido – nos dijo uno de los chicos, el que manejaba.

Ahí mismo abrió la caja de la camioneta, y nosotros pensamos que nos iban a llevar en su vehículo. Realmente no conocíamos muy bien el camino, pero quizás con una camioneta y conociendo el terreno se podía llegar. Gran equivocación. Solo la abrió para sacar unas linternas y las mochilas de las chicas. Guido y yo nos miramos: claramente habíamos pensado que íbamos a zafar de caminar en medio de la oscuridad, pero nunca más equivocados.

Tenía sentido. El camino era algo así como metafórico. No había un sendero marcado y en algunos tramos no podía pasar más que una persona a la vez.

cerro áspero córdoba

La Comunidad del Anillo

Nos presentamos. El grupo de cordobeses resultó ser de Embalse, una ciudad de Calamuchita, muy cercana a Almafuerte, donde habíamos parado a almorzar ese mismo día.

No podían entender que hacíamos ahí en medio de la montaña casi a las 10 de la noche, con carpas, bolsas de dormir y provisiones (bueno, algo de provisiones teníamos, pero no muchas), con la idea de llegar a Pueblo Escondido sin haber hecho nunca ese camino con luz de día y dormir ahí.

Nosotros tampoco sabíamos muy bien que estábamos haciendo, pero por orgullo y por las ganas de conocer Pueblo Escondido, no íbamos a desistir de nuestra travesía.

El camino fue algo difícil, sobre todo porque ya había mucha humedad de la nube que nos había envuelto unas horas antes, y porque no veíamos nada de nada. Nuestro guía era un chico que tenía una aplicación llamada Track: algo así como un GPS para senderos por la montaña en Córdoba. Nunca tuvimos conocimiento de su existencia, ya que sino la hubiéramos descargado antes de llegar al Cerro Áspero, porque una vez que dejamos el camino asfaltado del Filo, nos quedamos sin nada de señal en los celulares.

Éramos 9, así que, a pesar de las dificultades, nos divertimos bastante. Tuvimos que escalar rocas, dos o tres veces agarramos el sendero equivocado y tuvimos que volver sobre nuestros pasos y nos cruzamos con algunos bichos y arañas bastante impresionantes, pero al cabo de una hora o un poco más, llegamos al Salto del Tigre, el lugar donde ellos nos iban a dejar.

cerro áspero córdoba

Salto del Tigre

El Salto del Tigre era una cascada impresionante. Bajamos desde el acantilado hasta la olla y nos quedamos sobre unas piedras, ahí a la orilla del agua. Aprovechamos para descansar (mochilas al piso), tomar unas cervezas y hablar un poco más con los chicos. Era impresionante el ruido que hacía el Salto del Tigre al caer, por lo que tuvimos que amontonarnos todos para poder conversar.

Uno de ellos resultó ser fotógrafo, y se fue con una de las chicas a una cueva que estaba detrás del salto a sacar unas fotos (realmente no se veía nada, así que quizás lo de sacar las fotos fue una excusa para irse).

Este es el Salto del Tigre (aunque saqué un par de fotos en la noche no salió más que oscuridad así que subo esta para que lo conozcan):

cerro áspero córdoba

Nuevo cambio de planes

Al cabo de un rato, los chicos decidieron que ellos ya tenían que volver a la camioneta (otra hora más de trekking) y nosotros íbamos a seguir a Pueblo Escondido.

– No se los recomiendo – nos dijo el chico que nos había guiado a todos hasta Salto del Tigre. – Todavía les faltan unas dos o tres horas más hasta llegar allá, y si no tienen el Track para el celular, seguro se pierden.

A Guido no le gustó nada lo que dijo el chico (el tenía marcado un punto en su Google Maps, por lo que sin el Track igual podíamos usar la brújula del celular para guiarnos), pero no tuvo quorum. Juan, Tomi y yo queríamos acampar ahí: estábamos cansados, con frío, húmedos y estábamos seguros de que nos íbamos a perder, o al menos íbamos a tardar más en llegar de lo que se calculaba normalmente de día. A la mañana siguiente ya tendríamos tiempo de llegar a Pueblo Escondido. 

Primero pensamos en armar las carpas sobre unas piedras grandes al lado del espejo de agua del Salto del Tigre, pero estaban muy inclinadas, y no íbamos a poder estacarlas, por lo que decidimos subir con los chicos hasta el acantilado y acampar ahí arriba.

Después de todo lo que pasó esa noche, creo que fue una de las mejores decisiones que tomamos en nuestra vida. Puedo parecer exagerado, pero si nos hubiéramos quedado abajo, quizás no estaría escribiendo hoy esta historia…

cerro áspero córdoba

No hay vuelta atrás

Subimos los 9 otra vez hasta la cima del acantilado.

– Chicos… ¿están seguros de que quieren acampar acá? ¿No prefieren volver con nosotros?

Les agradecimos que nos hayan llevado hasta ese lugar, pero les dijimos que no. Que íbamos a dormir ahí. La idea era pasar la noche en Pueblo Escondido. No pudimos llegar. Pero tampoco íbamos a volver a dormir al auto. Teníamos una reputación que proteger.

Si hubiéramos sabido lo que nos iba a pasar esa noche, hubiéramos vuelto con ellos a la civilización.

cerro áspero córdoba

No dejen de leer la tercera parte del relato del Cerro Áspero (Córdoba): la peor acampada de mi vida. La peor parte. Donde se nos vino la noche. Disculpen que dividí este relato en varias partes, pero no quería que se hiciera tan largo. Cualquier pregunta o comentario déjenlo más abajo que respondo todos.

Muchas gracias por haber llegado hasta acá 🙂

Acá les dejo la tercera parte de este relato.

AirBnb es una de las mejores formas de hospedaje en cualquier destino del mundo.

¡Si te registras desde www.airbnb.es/c/facundoromang te regalo 25€ para que uses en tu primer hospedaje! No pierdas la oportunidad de recibir el descuento exclusivo para los lectores de Fuera de Eje 🙂

Si queres seguirme en Instagram, entrá a @fueradeejeblog donde subo historias, consejos y fotos de mis viajes todos los días!